Por. Alberto Aguilar
Más allá de la problemática que presentan miles de compañías por las secuelas de la crisis sin precedentes que enfrenta el país, el expediente de concurso mercantil lo van a evitar las que pueden.
Y es que bajo ese paraguas hay cantidad de expedientes que se han desahogado en el Ifecom que lleva Edgar Manuel Bonilla con vicios que han demeritado la opción.
Ahora mismo muchas buscan reestructurar o bien refinanciar con la buena voluntad de los acreedores para evitar los tortuosos procesos de 1995-1996.
Un asunto que ha llamado la atención es el de Aeroméxico que preside Javier Arrigunaga. Optó por el Chapter eleven bajo la Ley de Bancarrotas de EU.
Amén de antecedentes como el de Latam de Roberto Alvo o Avianca a cargo de Anko Van Der Werff, Aeroméxico reunía las condiciones. No debe impuestos, ni turbosina, hay acuerdos con los sindicatos y la caja se vació. Además el tribunal de NY es el idóneo para reestructurar sobre todo el arrendamiento de los aviones, 46% del pasivo.
Con la juez Shelley C. Chapman, abogada que en el pasado trabajó en Wall Street, el proceso de admisión duró dos horas y en las siguientes seis ya había medidas precautorias. El plan de reestructura deberá estar listo en seis meses y se da por sentado que se van a regresar aviones porque la aviación tardará en recuperarse.
Un tema complicado para el equipo de Andrés Conesa será el reconocimiento del procedimiento en México. El Congreso en su momento no hizo su trabajo y muchos acreedores podrían sacar raja. Claro que más allá de los inconvenientes lo importante será salvar una compañía que ya arrastraba serias dificultades y perdía participación de mercado.