Las burbujas de seguridad representan círculos sin riesgo, hasta que el virus encuentra una brecha y la convierte en burbuja de riesgo.
Todo comienza por ti; si tú te cuidas, cuidas a los demás. Pero si ayudas a cuidarse a otras personas dentro de las burbujas con las que interactúas, tu influencia crece. Por ejemplo: El dueño de un restaurante puede seguir las normas de seguridad marcadas en los protocolos, pero descuidar la atención sobre sus hijos o familiares con los que se reúne, generando brechas por las que el virus se puede meter.
El 98% de los queretanos sabe cómo cuidarse porque en 11 meses no se ha contagiado; así, es cuestión de ayudarnos entre todos y podremos volver al Escenario B y de ahí al Escenario A.