Minuto a minuto, reporteros de EL UNIVERSAL dieron cuenta sobre las últimas horas de Colosio, desde su jornada de campaña, hasta las confusiones que creó su estado de salud en el hospital tras el disparo
“De pronto, desde lejos, parecía que alguien se peleaba entre la multitud y había personas que corrían. Era muy fuerte el ruido de la música de ‘La Culebra’. Sonaba fuerte esa música y la primera impresión era que el desorden imperante de la gente se debía a un grupo agresivo”.
Manuel Ponce y Juan Arvizu, legendario reportero de esta casa editorial, recorren las últimas horas de Luis Donaldo Colosio, aspirante a la presidencia en 1994. Antes de su asesinato, el político ofreció una entrevista a una estación de radio y se encontró con una multitud de 2 mil personas que lo vitoreaban, pero también tuvo un enfrentamiento con un grupo de priístas que aclamaban “No van a salir de la colonia”, reportaron.
La detención inmediata -por una “montaña humana”- de Mario Aburto Martínez, el hombre que le disparó a Colosio, los intentos de salvarlo en el hospital donde fue atendido, así como las medidas de seguridad que se aplicaron en este espacio durante la estancia del político, la confusión de su estado de salud, son algunos de los detalles que permite leer esta crónica de EL UNIVERSAL sobre el magnicidio del candidato a la presidencia en 1994.
Foto: Archivo El Universal
Asesinan en Tijuana, de dos disparos, a Luis Donaldo Colosio
Jueves 24 de marzo de 1994
Recibió en cabeza y abdomen los impactos; el homicida, detenido
-Concluía un acto de campaña ante más de 2,000 priístas, cuando fue atacado
– Falleció en el quirófano del hospital general de la ciudad fronteriza, luego de casi tres horas de infructuosos esfuerzos médico
– Mario Aburto, de 23 años, el agresor; Vicente Mayoral, de 59, presunto cómplice
– Ira y confusión en la localidad bajacaliforniana
-Estupor nacional
Por Juan Arvizu A. y Manuel Ponce, enviados
TIJUANA, B.C., 23 de marzo.— Luis Donaldo Colosio murió esta noche aquí, a las 19:45 horas —luego de casi tres horas de intensos esfuerzos médicos para salvarle la vida—, a consecuencia de dos disparos que recibiera, a “bocajarro”, en la cabeza y en el abdomen, en una cañada donde realizó su último mitin entre marginados de la frontera.
A las 17:04 horas, tiempo del Pacífico, el candidato del PRI a la presidencia de la República recibió los dos impactos de bala, al parecer de un revólver calibre .38, cuando se dirigía hacia su camioneta, rodeado por unas 300 personas, que se apretujaban en torno suyo.
Aparentemente sólo hubo un agresor, quien se acercó a Colosio confundido entre la gente, cuando había concluido el mitin, para conseguir sus actividades.
Foto: Hemeroteca El Universal
Sus asistentes cercanos lo cargaron de inmediato y rápidamente se lo llevaron del lugar, donde la confusión, la ira por el atentado y un intento de linchamiento contra el homicida se sucedieron en unos instantes.
El cuerpo desvanecido de Luis Donaldo Colosio fue recostado en el asiento trasero de la camioneta de campaña, que arrancó con las puertas abiertas rumbo al Hospital General de Tijuana. Tras él se fue una ambulancia que se encontraba estacionada en el lugar de la concentración de priístas, unos 2,000, que habían escuchado el último mensaje del político sonorense de 44 años.
El presunto agresor, quien se identificó como Mario Aburto Martínez, de 23 años de edad, fue inmovilizado por una montaña humana, que reaccionó para detenerlo, para luego entregarlo a policías federales, que tardaron muy poco en llegar al lugar del atentado, en la colonia Lomas Taurinas.
Mario Aburto Martínez y Vicente Mayoral Valenzuela, de 23 y 59 años de edad, respectivamente, fueron sometidos a interrogatorios en los separos de la Procuraduría General de la República. Por lo que toca a Aburto, éste alcanzó a gritar que no confesaría nada.
Casi siete horas después, a la media noche, el procurador general de la República, Diego Valadés, aseguraba que en el magnicidio no hay “ninguna filiación política”.
Sin embargo, desde el primer momento las investigaciones policiacas quedaron envueltas en un absoluto hermetismo y se comentaba que el arma que sirvió para el atentado se había extraviado en la confusión del momento.
En el trayecto del hospital, Luis Donaldo Colosio fue subido a la ambulancia que iba detrás de su camioneta, y se calcula que llegó al quirófano a sólo 10 minutos de ocurrido el atentado.
Foto: Hemeroteca El Universal
La esposa de Colosio, Diana Laura Riojas, llegó al hospital a las 17:35 horas y de inmediato se ubicó en el área de quirófanos, donde permaneció durante estas horas críticas.
Al filo de las 18:00 horas —siempre tiempo del Pacífico, esto es, dos horas más temprano que en la Ciudad de México—, en el hospital sobrevinieron escenas de histeria de habitantes de esta ciudad que se enteraban del atentado.
Los cuerpos de seguridad (Grupo Táctico) de la ciudad de Tijuana asumieron el control del nosocomio y al área de quirófanos no dejaban pasar ningún motivo sin ser inspeccionado, y se colocaron tres cordones policiales para contener a los periodistas.
El aspirante del PRI a la Presidencia de la República fue intervenido quirúrgicamente, primero de la herida en el abdomen. Seis médicos se hicieron cargo de la atención en el quirófano, de acuerdo con las versiones extraoficiales.
Se solicitaron donadores de sangre tipo O negativo para la atención a Colosio. También se pidió sangre tipo A negativo y los primeros donadores fueron periodistas de la campaña, y más tarde residentes de esta ciudad, que habían sido solicitados por los medios de comunicación electrónica.
A las 18:15 horas llegó al hospital el obispo de Tijuana, Emilio Carlos Berlie Belauzarán, consternado por el atentado, y antes de ser introducido a un área restringida dijo a la prensa: “Déjenme atenderlo”.
En versiones iniciales, se decía —a las 19:15 horas, casi dos horas después del atentado— que había terminado la intervención en el abdomen, y que había sido exitosa.
Una ambulancia aérea, de un hospital de la ciudad de San Diego, California, aterrizó en la explanada del hospital a las 19:35 horas. El helicóptero no detuvo la rotación de sus aspas y se abrió una valla, para lo que colaboró la multitud asistente, y que fue introducida al hospital una camilla, en la que se esperaba que Colosio fuera trasladado al hospital Scripp, para una mejor atención.
Lugar donde Luis Donaldo Colosio fue asesinado. Foto: Archivo El Universal
Se encontraban en los quirófanos diez cirujanos y dos neurólogos, y más tarde —cuando ya había fallecido Luis Donaldo Colosio— se esperaba el arribo del neurocirujano Ignacio Madrazo, procedente de la Ciudad de México.
A las 20:15 horas los paramédicos estadounidenses salieron con la camilla vacía. Subieron al helicóptero y regresaron a su lugar de origen.
Al hospital llegaba gente del pueblo. Encendieron veladoras. Y rezaban por Colosio. Todavía tenían la esperanza de que su vida saliera de peligro, y en la parroquia del Perpetuo Socorro los priístas católicos asistían a una misa para pedir por el herido.
Y 20 minutos después, a las 20:35 horas, tiempo del Pacífico, el secretario de Información y Propaganda del PRI, Liébano Sáenz, informaba oficialmente del fallecimiento de Luis Donaldo Colosio Murrieta, candidato del PRI a la Presidencia de la República.
Foto: Hemeroteca El Universal
Colosio en Tijuana
El atentado contra Colosio ocurrió 75 minutos después de su arribo a esta ciudad —a donde llegaba por primera vez—, la principal de Baja California, penúltimo estado que visitaba en su primera etapa de campaña.
Del aeropuerto se fue directo a Lomas Taurinas, donde encabezó un mitin con más de 2,000 habitantes de colonias marginadas de los municipios del estado.
El avión que lo transportó de la Paz, Baja California, aterrizó a las 15:50 horas. En la acerilla de la aeronave apareció Luis Donaldo Colosio con chamarra clara; sonriente, tranquilo, que se admiraba por los aplausos que recibía de la multitud.
Lo recibieron grupos de sindicatos y el cuerpo de vigilancia del aeropuerto fue rebasado por la gente, que se apretujó para saludarlo. Y fue hasta las 16:10 horas cuando la camioneta de Colosio se enfiló por la avenida de la línea internacional hacia su último mitin.
Foto: Hemeroteca El Universal
El vehículo del candidato se paró en varios semáforos que le tocaron con la luz roja, como acostumbraba hacerlo en sus recorridos. A las 16:20 horas descendió para bajar una pendiente muy pronunciada. Era una calle pavimentada de un caserío de marginados que viven en la insalubridad, por la carencia de servicios públicos.
La comitiva de Colosio estaba integrada por Juan Maldonado Pereda, delegado del CEN del PRI, el hombre que estuvo más cerca de él en el momento del ataque; César Moreno Martínez Escobar, líder del PRI bajacaliforniano, y Antonio Cano Jiménez, dirigente del PRI aquí.
El encuentro se llevó a cabo en el parque que está frente a la iglesia Cristo Príncipe de la Paz. Había gente de Otay, de la colonia Tomás Aquino, de la Libertad, Del Río, La Presa, San Antonio de los Buenos.
Atrás de Colosio iba un largo convoy de vehículos de grupos priístas locales. En las calles colindantes de la colonia Lomas Taurinas había muchísimos vehículos estacionados. A su paso, el candidato del PRI encontró cholos y calles de terracería. La gente le pedía pavimento, agua y drenaje.
Y cruzó un arroyo sobre un puente de tablas, que crujió con el peso de tantos que rodeaban a Luis Donaldo Colosio.
Esa cañada tenía una pendiente arriba, y antes de llegar a su cúspide se llevó a cabo el mitin. Colosio, de cara casi a 2,000 personas. Rodeado por cientos de hombres y mujeres, que hombro con hombro se disputaban el espacio para estar cerca del aspirante presidencial en mangas de camisa.
Sonreía a la multitud, levantaba los brazos y agitaba las manos para corresponder saludos.
Entre la gente le gritaban vivas, lo llamaban por su apellido. Frente a Colosio había un caserío incrustado en una ladera y en las fachadas se colgaron varias mantas. Una de ellas expresaba: “Colosio te amo”.
Desde donde se encontraba el aspirante presidencial se podía ver la miseria en que se encuentra la gente de ese lugar. Lo último que vio Colosio fueron casas de madera, madres desnutridas, niños en situación insalubre. Escuchó las quejas de los grupos populares de los cuatro municipios de Baja California.
Le dijeron los priístas que lo saludaban que ya estaban cansados de los gobiernos panistas, “de los gobiernos juniors”. Y la gente aplaudió a sus oradores y se fue animando más y más para escuchar a un Colosio, que manifestaría de manera enjundiosa sus conceptos de un nuevo México, el de fin de siglo, el que se comprometía a conducir.
La multitud se le entregaba. Atendía su mensaje. Entre los marginados aquí presentes había mujeres indígenas que habían ocupado todo el día para ir a verlo, para pedirle ayuda. “Quiero decirle en que me puede ayudar, porque no tengo empleo”, decía una mixteca, Alejandra Mejía.
La multitud se estremecía allí cuando Luis Donaldo Colosio, hombre del norte, les decía con voz potente que “en Tijuana vengo al encuentro con los míos”. Y exclamaba: “¡La iniciativa popular a la Presidencia de la República! ¡Para que gane México! ¡Para que ganemos todos!”.
La multitud se agitaba y se apretujaba. Las últimas palabras públicas de Colosio fueron dichas con todas sus fuerzas: “¡Viva la organización popular! ¡Viva México!”.
Y empezó la caminata pendiente abajo. Otra vez, como tantas veces en su campaña, Colosio rodeado de gente, gente que lo tocaba, que buscaba su mano; gente que se empujaba, gente que se jaloneaba, como en muchas otras partes, pero ahora de una manera violenta, incierta.
Foto: Hemeroteca El Universal
Sonreía el candidato. Escuchaba a la gente. La gente empezaba a dispersarse como tantas otras veces, pero la masa humana en torno de Colosio se compactaba más.
De pronto, desde lejos, parecía que alguien se peleaba entre la multitud y había personas que corrían. Era muy fuerte el ruido de la música de “La Culebra”. Sonaba fuerte esa música y la primera impresión era que el desorden imperante de la gente se debía a un grupo agresivo.
Lo que ocurría era que el homicida había estirado el brazo con el arma en la mano, al parecer un revolver de calibre .38, y rápidamente accionaba el gatillo, y el proyectil se incrustó en el nivel del cráneo, con un orificio de entrada en la región temporal derecha, con un orificio de salida a nivel parietal izquierdo.
Foto: Hemeroteca El Universal
El candidato caía al suelo y el agresor accionaba por segunda vez el arma. Fue el tiro que, de acuerdo con el parte médico, ingresó el subcostal izquierdo y tuvo orificio de salida a nivel parietal izquierdo.
Luego lo que se vio fue la montaña de gente que aplastaba al único que disparó. Después se oirían otros gritos: “¡Mátenlo! ¡Mátenlo!”.
Cuestión de segundos en que el atacante intentó correr y fue derribado. Segundos en que la gente de Colosio abrió espacio y corrió cargando al candidato hacia la camioneta. Confusión y desesperación. Abundantes las hemorragias. En cuanto subió al vehículo de campaña éste salió a toda la velocidad, con las puertas abiertas mientras que el agresor, también sangrante por los golpes que había recibido, era llevado por un cerco policiaco a los separos de la PGR.
Foto: Archivo
Al filo de la medianoche fue dado a conocer el paramédico, firmado por Guillermo Castorena y Alvarado García Tlaxilaga, que entregaba el procurador general de República, Diego Valadés, en el hospital donde se congregaban más y más priístas consternados.
Los restos mortales de Luis Donaldo Colosio fueron trasladados por la vía aérea a la Ciudad de México y se estimaba su llegada al filo de las 5:00 de la mañana de este jueves.
Sensibilidad ante reclamos y demandas de la comunidad, había ofrecido poco antes
Por Manuel Ponce y Juan Arvizu A, enviados
TIJUANA, B.C., 23 de marzo.— En su último discurso, ante los vecinos de la colonia Lomas Taurinas, de esta ciudad fronteriza, Luis Donaldo Colosio habló de la necesidad de que el gobierno sea sensible a los reclamos y a las demandas de las comunidades, de los barrios y de las colonias populares.
La jornada fatal inició temprano en la ciudad de Culiacán, donde Luis Donaldo Colosio concedió una entrevista a la radiodifusora XECQ, durante la transmisión del programa “Sin quitarle ni ponerle”, en donde hizo referencia a los reclamos ciudadanos en contra de la violencia.
Expuso que la necesidad de ponerle un “hasta aquí” al problema de la inseguridad pública que se vive en el estado de Sinaloa.
Foto: Hemeroteca El Universal
Luego, junto con su comitiva viajó a La Paz, Baja California Sur, donde aseveró que su partido no pondrá freno al perfeccionamiento de la vida democrática del país. Por el contrario, dijo ante unas 4 mil personas que se reunieron en la explanada del Teatro de la Ciudad, el priísmo alienta y promueve la competencia.
Con un retraso de 50 minutos, de acuerdo con el programa, el político sonorense, quien acababa de cumplir 44 años de edad, llegó a esta ciudad al encuentro de su destino. Tras la recepción en el aeropuerto, se dirigió a la colonia popular Lomas Taurinas, en donde por cierto hubo un conato de enfrentamiento entre priístas y unos jóvenes que levantaron una manta en la que se leía: “Ojo: Camacho y el comandante Marcos te vigilan”. Martín Plascencia González, quien los encabezaba aclaró que eran apartidistas y no estaban en contra de Luis Donaldo Colosio sino en contra del sistema.
En contra de su presencia se manifestó un grupo de priístas quienes amenazaron: “No van a salir de la colonia”.
Foto: Hemeroteca El Universal
La cordura prevaleció entre los dos grupos y el mitin político, que a la postre sería el último de la campaña de Luis Donaldo Colosio, se llevó a cabo en forma tranquila, conforme al programa.
Segundos después, cuando el candidato bajaba del templete y se dirigía hacia su camioneta, recibiendo saludos, cartas y peticiones, cayó abatido por las balas asesinas, producto de la sinrazón y la intolerancia en contra de la cual se manifestó siempre.
Era Colosio extremadamente bueno: José Luis Cuevas
Por Carlos Martínez Renteria, reportero de EL UNIVERSAL
Para José Luis Cuevas, dice haber tenido una muy personal amistad con el candidato, la reacción popular ante su asesinato ha demostrado que Cosio tenía “madera de […] popular”.
El dibujante dijo que se enteró de la lamentable noticia cuando asistía a un evento de la embajada de Francia y fue el propio embajador quien informó de lo acontecido ante un grupo de intelectuales que presenciaba la ceremonia de la cual Gerardo Estrada, titular del INBA recibía un galardón francés.
Foto: Hemeroteca El Universal
“Inmediatamente salí del lugar para escuchar más información en el radio, esperando que Luis Donaldo se recuperara, pero al llegar a mi casa supe que había muerto”, comenta José Luis Cuevas, quien califica al ahora fallecido al candidato como un hombre extremadamente bueno y bien intencionado”.
Fue mortal el tiro que le atravesó el cráneo
Por Manuel Ponce y Juan Arvizu A, enviados
TIJUANA, B.C., 23 de marzo.— Luis Donaldo Colosio, candidato del PRI a la Presidencia de la República, recibió dos lesiones por proyectil de arma de fuego; una a nivel de cráneo con orificio de entrada en la región temporal derecha y con orificio de salida a nivel parietal izquierda. El otro orificio, de entrada a nivel subcostal izquierdo y orificio de salida a nivel subcostal derecho.
Así lo dieron a conocer los médicos responsables de la atención del político sonorense, quien fue victimado hoy en esta ciudad, mientras encabezaba un mitin en la colonia Lomas Taurinas.
Los galenos Alvaro García Taxilaga y Guillermo Castora, informaron que durante su traslado al hospital general de la Secretaría de Salud de esta ciudad, se realizaron maniobras de resucitación.
Foto: Hemeroteca El Universal
Su traslado, comentaron, duró cinco minutos y pasó directamente al quirófano, donde se procedió a realizar una laparotomía exploradora, observando que el proyectil lesionó órganos intraabdominales.
Simultáneamente -señalaron- se realizó craniectomía descompresiva, encontrando trazo de fractura parieto occipital derecha hacia la base. Se efectuó drenaje de hematomas parenquimatosos. Informaron que durante el procedimiento el paciente presentó deterioro hemodinámico hasta al paro cardiorrespiratorio que se presentó en forma irreversible a las 19:45 horas (hora local).
Fuente: https://www.eluniversal.com.mx/cultura/una-cronica-detalle-del-magnicidio-de-luis-donaldo-colosio